Soberanía cultural: balance para saber dónde estamos parados

El balance realizado entre mayo del 2022 y mayo del 2023 para analizar el recorrido de este año nos deja ver un camino lleno de postas alcanzadas y otras por llegar. En las vísperas de nuestros cincos al frente de la gestión cultural, podemos afirmar que el crecimiento es mucho y por sobre todas las cosas: motivador. Porque nos impulsa a ir por más.

El balance realizado entre mayo del 2022 y mayo del 2023 para analizar el recorrido de este año nos deja ver un camino lleno de postas alcanzadas y otras por llegar. En las vísperas de nuestros cincos al frente de la gestión cultural, podemos afirmar que el crecimiento es mucho y por sobre todas las cosas: motivador. Porque nos impulsa a ir por más.

El sol de mayo viene asomando y bajo su luz buscaremos realizar el balance de estos cinco años. Esperemos que los primeros de muchos. A continuación expondremos algunos números pero es mucho más que eso. Por nuestro espacio pasaron alrededor de 96 proyectos. Un total de 478 artistas y 110 técnicos. Y alrededor de 90 gestores culturales que trabajaron co-produciendo en el espacio. Sobran las palabras.

Este año también es especial porque hemos podido llevar actividades a otros espacios, generando vínculos con otras instituciones, saliendo de nuestra zona de confort: las cuatro (o más) paredes de Estación Cultural.

A modo de ejemplo podemos mencionar los Carnavales de la Ciudad, actividad que realizamos junto al Club Vecinos Unidos y la Municipalidad de Capitán Bermúdez. De este evento nos resulta importante remarcar algunos detalles de la gesta, como la importancia de nuestra relación con el Estado. Factor determinante ya que para financiar esta puesta hemos accedido a convocatorias del Ministerio de Cultura de Nación, quienes ofrecen este tipo de programas a organizaciones de la sociedad civil. En este caso, logramos salir seleccionados por el programa “Carnavales Argentinos”.

Pero más allá de esta convocatoria,  también nos resulta importante mencionar y destacar nuestro vínculo con el Estado Municipal. Quienes acompañan este tipo de actividades, poniendo a disposición herramientas, fuerza de trabajo, logística, entre otros recursos valiosos. De ahí la importancia del vínculo entre lo público y lo privado (Si es que consideramos a nuestro espacio como a uno privado, pero esa será una discusión para otro momento).

Vivimos en una sociedad que descree de la Política y de la Cultura como herramientas de transformación. En el segundo caso, consideramos incluso que aún es necesaria dar la discusión sobre qué es la Cultura y porqué la consideramos una herramienta. Y ese chip está en todos lados.
Nuestra tarea desde Estación Cultural es reflexionar sobre estas actitudes, y demostrar con trabajo que una sociedad más justa es posible, y que la Cultura y la Política son las herramientas y nuestras banderas para alcanzar esa Posta.

Trabajamos desde hace 5 años generando estructura para el desarrollo de las Industrias Culturales de la región. Y para pensar ese desarrollo, creemos que también es necesario pensar en qué tipo de ciudad deseamos como jóvenes. El Estado municipal realiza constantemente esta tarea, diagnosticar lo que sucede en el territorio. Y nosotros como espacio cultural también.

Muchas veces se cree que el Estado tiene que tener la perspectiva y el criterio para determinar qué políticas (culturales en este caso) debe direccionar hacia cierta porción de la sociedad. Pero el deber y la obligación de tensionar estos debates, es de las organizaciones civiles. Es por eso que valoramos cuando el Estado Municipal recurre a cierto grupo determinado de la comunidad, para que plantee su visión de ciudad y las problemáticas que la interpelan. Esa es la tarea. Escuchar y tomar nota de la lectura de los sectores.

Nuestra tarea, la de pensar qué tipo de ciudad deseamos es la que llevamos adelante diariamente y que ha sido reflejada en esta revista digital en repetidas oportunidades. También en la charla diaria con otros gestores y vecinos de Bermúdez.

Dentro de los Estados Municipales, podremos encontrar distintos tipos de prácticas políticas. Resulta interesante compartir a continuación el texto de Héctor Olmos para RGC Ediciones. En el que diferencia este tipo de prácticas:

“El político sagaz que entiende el valor de la cultura como vector de inclusión e integración comunitaria que a la vez vigoriza lo propio no deja de lado el cálculo electoral. Por lo común el dirigente piensa en Cultura solo como la oportunidad de sumar votos y elige programar espectáculos masivos ignorando quizás que no hay una traslación directa del sufragio del espectador al candidato que organiza el espectáculo: al respecto nos tocó participar a fines del siglo pasado de una campaña donde el intendente en ejercicio competía para continuar; optó por los recitales masivos con músicos populares – no fue la propuesta que hicimos nosotros – que se llenaron de público que, cuando se pronunciaba el nombre del funcionario por los altoparlantes, silbaba y abucheaba estruendosamente … perdió con comodidad. Es que la segunda parte de la ecuación no funciona sin la primera: Cultura ayudará a ganar elecciones si contribuye a que la gente viva mejor, en comunidad, con un sentido”.

Y continúa diciendo: “Pensemos en el doble sentido de «política» como los procedimientos de lucha por el poder con algunos aspectos negativos de la confrontación ideológica; y, por otro lado, la acción del gobierno y sus programas de intervención. En general, los grupos hegemónicos intentan degradar a los políticos acentuando siempre el primer aspecto y amplificando – inventando también – los episodios de corrupción (que existen, claro que sí) con el objetivo oculto de controlar – cuando no impedir – el segundo sentido: el desarrollo de programas públicos que contraríen sus intereses.

Es frecuente el error de oponer la política realista a la política idealista. Error que proviene de confundir al político practicón con el realista. El practicón que es un simple colector de votos o fuerzas materiales. El realismo consiste en la correcta interpretación de la realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideal y de cosas prácticas[…] Ni escapa al círculo de los hechos concretos por la tangente del sueño o la imaginación, ni está tan atado a lo concreto que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al margen del futuro y el pasado. Para una política realista la realidad está constituida de fines y medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y con causas”. (Arturo Jauretche, 2006)

“El político “practicón” pierde la dimensión ideológica, se extravía en las prebendas de un cargo y es el que a menudo cae en la corrupción – que se le suele achacar a toda la clase política. Sin ese componente idealista – pero de ideas que van de y vuelven a la realidad – la política (y cualquier actividad humana) carece de sentido. Y atención que la política implica intervenir y actuar en los conflictos. No hay sociedad sin conflictos: ésas solo existen en Disney World, en los parques temáticos. Si negamos los problemas, no los resolveremos nunca. Y la política es un camino para buscar soluciones. Claro que hay cosas sucias pero es inevitable donde se disputa poder. ¿O acaso no pasa dentro de una familia, una empresa, una escuela?

Desde Estación Cultural nos interesa cumplir en aportar con ese concepto de “Político Realista”, tener una correcta interpretación de la realidad y de la sociedad, para poder dirigir políticas y proyectos que sean útiles y emancipen a nuestra comunidad. Tomando con mucha responsabilidad la tarea de pensar que tipo de ciudad deseamos.


VAMOS CON ALGO DATA

Volviendo al punto: es importante abordar qué conceptos tenemos de la relación entre lo Público y lo Privado en la Gestión Cultural, pero también qué concepto tenemos de la relación entre Desarrollo y Cultura.

El señor Néstor García Canclini en su libro “Cultura y Desarrollo, una visión distinta desde los jóvenes” sostiene lo siguiente:

“La investigación científica de la cultura comenzó desde el siglo XIX en la antropología, pero referida a sociedades no occidentales ni modernas. Fue con la industrialización de los procesos simbólicos que la sociología y luego la economía advirtieron que los procesos culturales contribuían al desarrollo social o lo dificultaban. Los estudios comunicacionales completaron el giro epistemológico gracias al cual hablar de cultura dejó de limitarse a objetos de valor excepcional y comenzó a analizarse la producción, la circulación y el consumo de los procesos creativos en todo el arco de la vida cotidiana. El acceso inequitativo a la formación cultural en la escuela y en los medios, tanto para producir cultura como para apropiarse de sus bienes, mostraron que en las diferencias y desigualdades culturales se manifestaban las disputas por lo que la sociedad produce, así como los modos de distinguirse entre las clases y los grupos. La cultura pasó a ocupar un lugar reconocido en el ciclo económico de la producción de valor y en el ciclo simbólico de organización de las diferencias.”

En este sentido, debemos considerar que el desarrollo cultural está relacionado con la cultura del desarrollo, dado que la cultura permite explicar y comprender hechos del pasado que, en algunos casos, impiden en el presente el logro de los ideales de calidad de vida.



Siguiendo esta línea, compartimos un fragmento del libro “Sentarse a la mesa chica: cultura y gobiernos locales”, una compilación hecha por Pablo Mendes Calado y Christian Morales de RGC EDICIONES.

“La noción de desarrollo surge a mediados del siglo XX en Occidente en los, desde entonces, países desarrollados; el desarrollo es una teoría explicativa a la vez que predictiva, explica la menor calidad de vida de las poblaciones de los países “subdesarrollados”, “pobres” o “atrasados”, según la jerga hasta entonces más corriente, porque no han transitado determinados procesos como sí lo habían hecho los desarrollados y predice, en consecuencia, que de transitarse esos procesos (“de desarrollo”) podrán elevar la calidad de vida de sus poblaciones. En los hechos la receta prescribe tecnificación, industrialización, urbanización, modernización de la sociedad y todo ello contenido al interior de mercados capitalistas en permanente crecimiento. En el crecimiento de la economía capitalista y la modernización social, podríamos visualizar los dos pilares fundamentales del desarrollo. Los actores protagónicos del desarrollo debían de ser los organismos internacionales (ONU, PNUD, BM, FMI, BID, etc.) y los Estados nacionales. Un problema sobrevino cuando con el auge neoliberal el Estado nación se retira de su compromiso para con el desarrollo en aras de su propia minimización, y surge así la idea de que las comunidades locales deben asumir la responsabilidad por sus propios procesos de desarrollo, es decir el “desarrollo local”, que postula la posibilidad de apelar a las potencialidades endógenas para promover el desarrollo.”

Esta perspectiva de Desarrollo Local es la que tomamos desde el espacio como objetivo general. Pensando a nuestra ciudad como epicentro de la actividad cultural, como epicentro del circuito en la región, dado que es uno de los pocos espacios culturales de gestión colectiva en el Cordón Industrial. Nuestra tarea es Política y Cultural, generando ciudadanía y cuidando la soberanía cultural de las industrias locales y su identidad. Nuestra tarea es seguir aportando a la estructura para el desarrollo de nuestras industrias creativas, para que quienes se desarrollen en el campo de la Cultura puedan ser tomados como trabajadores (con todo lo que eso implica), nuestra tarea es seguir trabajando y generando audiencias y público, generando masa crítica.

A modo de conclusión, afirmamos que compartimos la visión integradora de la Gestión Cultural como término que ahora engloba diferentes prácticas sociales relacionadas a la acción cultural. Yendo más allá de la tarea meramente económica o administrativa. Poniendo énfasis en la gestión no como proceso administrativo sino desde la idea de la gestación, de realizar una serie de acciones para poder crear algo a partir de las condiciones existentes. Para poder ser soberanos y soberanas del territorio en el que vivimos, apropiándonos de esta herramienta con la cual vamos emprendiendo este camino, dando luz a ideas nuevas, al calor las viejas, y amparadas por los sueños colectivos.


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