Segunda parada: La juventud dice

En esta serie sobre Capitán Bermúdez nos propusimos escuchar las voces de los y las jóvenes de la ciudad. Un recorrido por las ideas de los 5tos años de las escuelas secundarias bermudences.

Tuve que detenerme a hacer una cuenta: si comencé la secundaria en el 2005 eso quiere decir que hace 17 años que empecé a transitar Capitán Bermúdez. El primer lugar fue la escuela “De la Plaza”, la n°325, a la que ingresé tras hacer la primaria en mi ciudad de origen: Granadero Baigorria. Desde ese momento, y hasta ahora, no dejé nunca de ir y venir entre esa ciudad y la mía, tanto que ya no sé a cuál siento más propia.

Así como yo fui y vine mil veces en colectivo, en bici, caminando, en auto, en moto; ahora, mientras escucho a los y las jóvenes, van y vienen las ideas en mi mente. Se me vienen mil recuerdos y anécdotas, historias de andanzas de una baigorriense por las calles bermudences. Una ciudad que se hizo querer y a la cual siento como propia. Pero no deja de ser una mirada externa, no sólo geográfica sino también generacional. Por eso decidí ir a escuchar a quienes tienen ahora la edad que yo tenía cuando comencé a vivir sus calles. Los y las visitamos junto a Belén Mordini, la presidenta de la Asociación Civil “Estación Cultural”. Ella sí, bermudence desde la primera hora.

Hablamos con los y las estudiantes que están transitando los últimos años de la secundaria. Fuimos a “Nuestra Señora de los Milagros”, “Cayetano Errico” y la “Posta de San Lorenzo” más conocida por su número: “la 293”. Tuvimos la oportunidad de tocar distintos tópicos, y sorprendidas por el feedback los y las dejamos hablar y guiar la conversación a ellos y ellas. Esa es la idea de esta Posta.

Seguridad

“Yo crecí viendo a mis hermanos salir hasta cualquier hora, ahora apenas se empieza a hacer de noche ya estoy volviendo a mi casa”. Esa frase es quizás una de las más repetidas en estos recorridos que hicimos durante septiembre. Los y las pibas de la ciudad están preocupados por la seguridad, o mejor dicho, la falta de esta. “Tengo una bici pero mis papas no me dejan usarla porque tienen miedo que me la roben”, comenta uno de los estudiantes de la escuela de “las monjas”.

La mayoría menciona con orgullo el barrio al que pertenece, pero reconocen con desilusión que más de una vez han sentido miedo en esas mismas calles que transitan hace años: “Hay muchos robos, son zonas tranquilas por lo general las de nuestros barrios, pero a determinadas horas se complica”. Importante la siguiente percepción, la pérdida de la vereda y el espacio comunitario y común: “Creemos que eso afecta a la construcción de comunidad. Nuestros padres nos comentaban que antes se iban a tomar mates a la vereda, hablaban con sus vecinos, los chicos jugaban en la calle, ahora ya no se puede, nuestros padres no confían en la calle”.

De las escuelas que visitamos nos trajimos lo mismo. La sensación de la juventud en relación a la inseguridad y cómo han ido moldeando sus cotidianeidades en consecuencia. “Nos suelen decir que no nos preocupemos, que no pasa nada, pero no pasa nada, hasta que si. Nos ponemos horarios, tenemos cuidado, avisamos siempre, tomamos todas las precauciones que se tienen que tomar para evitar que pase lo que no queremos. El miedo te empuja a vivir encerrados y eso está mal porque se pierden muchas cosas y por eso seguimos saliendo”.

Obras

Otro de los tópicos que mencionaron es en relación a las transformaciones que en estos años han visto en sus barrios y la ciudad en general: “Creo que se están haciendo varias obras que mejoran la ciudad, eso ayuda a nuestros barrios, la gente vive mejor”, sostuvieron algunos reconociendo en las mejores de veredas, calles y luminarias, una solución al problema anterior: el de la inseguridad. También agregaron: “Vemos que se arreglan baches, veredas, son obras lindas, pero a veces se hacen a la mitad”.

Tienen presentes en sus mentes algunas de las últimas obras y mejoras que se han hecho en Capitán Bermúdez y son críticos de estas, discuten entre ellos, debaten, piensan en qué preferirían: “A mi me parecería mejor que sigan arreglando calles o pongan juegos para los mas chicos en las plazas y no fuentes de agua, pero igual quedó bien”, comentaron en relación a las últimas renovaciones hechas en la plaza de la rotonda.

Espacio público: el ferro y el río

En relación a lo último mencionado, les consultamos sobre los espacios públicos, verdes y libres. “Ocupamos el espacio público, vamos al ferro, hasta las 18hs por ejemplo en invierno, cuando se hace de noche lamentablemente ya no sentimos que podamos estar usando las plazas, etc, pero lo hacemos con cuidado y previniendo cualquier cosa que nos pueda pasar. Antes veía que se quedaban hasta la noche, por ejemplo en verano, sabemos que está lindo ir y hacer un picnic, hasta cualquier hora, hoy en día son las 12 de la noche y ya no hay nadie”.

Sobre el acceso al río agregan: “No se usa mucho la costa. Estamos mas en el predio del ferrocarril, es un lugar más para familias. En la costa hay muchos autos y grupos de personas de otras edades escuchando música fuerte, entre otras cosas. No es un lugar para los más chicos, en el ferro nos cruzamos entre conocidos, y está en una zona más cómoda, en el medio de la ciudad”, analizaron.

Agregan que quisieran mas lugares para concurrir con sus bicis o salir a caminar, para aprovechar el verano que se acerca. Piensan también en los y las más pequeñas: “No hay juegos en ningún lado, y los que están ya se ven arruinados. En las plazas ahora se ve a los chiquitos con el celular mientras los padres toman mates, se perdió esa posibilidad de juego para las infancias”.

Se entrecruzan las problemáticas y dejan ver que el análisis que hacen de la ciudad es integral y transversal: saben que con más obras, los y las vecinas viven mejor y eso aporta a la construcción de la seguridad tan anhelada. Que esto, a su vez, construye la conquista de las veredas y los espacios comunes, lo que aporta al fortalecimiento de la comunidad. Tienen ganas, les gusta Bermúdez y por eso son críticos de ella.

Abrazar la ciudad

La quieren. Hablan de sus calles y recuerdan que crecieron entre ellas, con amigos y amigas, en la Fiesta de la Porcelana o en la celebración de San Roque, en los circos que visitaban el predio del ferrocarril, y les brillan los ojos. Quieren volver a vivir eso. Saben también que van a tener que irse, como tuvimos que irnos casi todos y todas a estudiar a otra ciudad. Piden más entretenimiento, seguridad, oportunidades. Seguir construyendo sueños en la ciudad en la que nacieron.

Nos interesa seguir conociendo la visión de la juventud. Es por eso que les proponemos llenar este formulario y seguir pensando la ciudad que tanto queremos: https://docs.google.com/forms/d/1-xdrH80xpfD1ejQMbOKuW7cLJaM_LAeWOAqvaQhsQdg/edit

Ilustración: Juan Manuel Martinez | Florencia Guerrero

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